¡Que sonrisa tan rara!
Cada mañana
bajo al infierno y el diablo me lee cuentos,
yo solo canto y digo que son poesías
y al momento me levanto de la cama
y al cuarto de hora no tengo ganas de ná.
Hago un esfuerzo
pa respirar pa fuera y luego pa por dentro,
pa reventar haciendo mucho ruido,
hay quien pensaba que era un nuevo Dios naciendo
y era un peo de un exquisito cocido.
Dejadme de hablar
no me hace reir,
la gente normal se podría morir.